miércoles, 29 de mayo de 2013

Hoy conocí a… Vivian Maier





Hoy vi el rastro de una mujer que acumuló en su morada en New York durante años eso íntimo que hay entre el mundo y la cámara, entre lo que hay afuera y lo que ese afuera despierta adentro, eso que enciende el impulso por levantar la cámara y disparar. De entre los motivos que pueden leerse en las fotografías de Vivian Maier se me antoja y me arrastra el de la mirada de esas personas desconocidas que comparten la acción de interpelar a la mirada que los retrata. De seguro, no estoy diciendo nada nuevo, pero la novedad de una mujer mirando a cámara con la autoridad de su materialidad me sorprende como espectadora, levanta la pregunta sobre quién mira a quién, recordando al Foucault mirado por Las Meninas de Velázquez, me sorprende en la pregunta nada nueva y absurda sobre ¿por qué me mira de esa manera esa mujer que no conozco y que me es tan familiar? Escribir guiones hace que al ver una fotografía despierten en mí demasiadas interrogantes acerca de la vida fuera del cuadro, más allá de los sujetos; también, en guión, o lo que es lo mismo, en cine, cada personaje y cada persona cargan su historia a cuestas, nos la colocan encima; y creo que en el caso de las fotografías de Maier, ocurre lo mismo, gracias a ella podemos ver la vida de cada persona sobre sus hombros; en ese encuentro de las miradas, de la mía, la de los retratados y la de Vivian Maier, tres miradas que se cruzan y se encuentran en la contemplación y en la interpelación de esas personas que me miran y que en otras fotos yo miro, espiando sus vidas. Encuentro algo trágico en estas imágenes, es una catarsis que no me libra de mis cuitas pero me conecta con las de los retratados. Ese encuentro en una calle, hacer una llamada, buscar algo entre las uñas es una especie de pausa, de tránsito entre el lugar de dónde vienen y al que van esos personajes, es una pausa en mi propia vida, no para vivir el eterno presente del arte sino para situarme ante esa tragedia que es llevar el peso de lo cotidiano, cual Sísifo. Maier asumió esa cotidianidad a lo largo de su vida, sembrada en ella cuidó niños que en su vejez se encargaron de su manutención hasta su último respiro, y almacenó día por día el retrato de lo invariable, confinado al negativo como ella al anonimato.






Algunas fotografías de Vivian Maier. Tomadas de la página facebook de Aula de especialización fotográfica e día en que se publicó esta entrada. En esa página se puede saber sobre la vida y el descubrimiento de la obra de esta maravillosa mujer.






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